Cocorico

Este tipo es increíble. Algunos borborigmos, dos o tres muecas y un universo entero cobra vida. El espectáculo de Patrice Thibaud se interpreta en las fronteras, sin llegar a pertenecer a ningún estilo en concreto.

- Mathieu Laviolette-Slanka, Evene.fr

Cocorico es un alarde de complicidad, música y humor -sobre todo mucho humor- con una puesta en escena en la que los gestos consiguen decir mucho más que las palabras.

El actor Patrice Thibaud, que además escribe y codirige la pieza junto a Michèle Guigon y Susy Firth, vuelve a los orígenes. Recupera el mimo y el lenguaje universal de la gestualidad mientras afila el sentido del absurdo para contarnos historias magnas e historias mínimas. Con ritmo trepidante, la rutina queda convertida en instantánea cómica, aunque Cocorico no es sólo un espectáculo "prodigiosamente divertido", como lo calificó la crítica tras su estreno. Supone también la culminación artística de esa extraña pareja que forman Patrice Thibaud y el músico Philippe Leygnac, para algunos los Laurel y Hardy francófonos. Descubiertos por Jérôme Deschamps y Macha Makeïeff en su popular espectáculo Les Étourdis, Thibaud y Leygnac siguen la línea de los grandes clásicos, la estela dejada por Keaton, Tati, de Funès y Chaplin en una pieza llena de fantasía, humor y ligereza.

Dedicada a los que todavía son niños pero, sobre todo, a los que hace ya un tiempo que dejaron de serlo.

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