El Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid pone a disposición de los usuarios las tablas de mortalidad con las que se obtiene la esperanza de vida, a la vez que se ha procedido tanto a añadir un nuevo indicador de esperanza de vida para el total de la población que completa los ya existentes de esperanza de vida masculina y femenina, como a mejorar el cálculo de la misma, obteniéndose de este modo otra serie desde el año 1986 que presenta mayor exactitud que la serie anterior.

Las tablas de mortalidad nos dan una visión global acerca de las defunciones relativas a una cohorte ficticia durante un año, mediante un análisis transversal, expresándose de este modo las defunciones ocurridas en una generación, así como la probabilidad de supervivencia y consecuentemente la esperanza de vida, proporcionándonos índices completos y de gran valor comparativo, con mucha utilidad para evaluar los riesgos de fallecer y la duración de la vida humana.

La esperanza de vida es un indicador de los niveles socio-sanitarios y de mortalidad, que a una determinada edad se puede entender  como el número medio de años que vivirán los supervivientes con esa edad cumplida, suponiendo que los años que los mismos viven se reparten por igual entre ellos. La esperanza de vida al nacer representa los años por vivir de un niño nacido en un momento dado, condicionada al mantenimiento de las tasas de mortalidad por edad del momento en que se calcula la esperanza de vida a lo largo del tiempo de vida de esas personas.

En el anterior cálculo de la esperanza de vida se consideraba la hipótesis de distribución  uniforme de las defunciones, mientras que en esta nueva serie se utilizará la fracción de los años vividos en cada edad simple, siendo ligera la diferencia entre ambas series.

El actual método nos proporciona una información más rigurosa, eliminando además el problema de que la hipótesis de uniformidad no se verifica en el caso de fallecidos menores de un año, en los que suele ocurrir la defunción en las primeras horas, días o semanas de vida, ni en las defunciones a edad avanzada, en las que la probabilidad de morir es mayor en la primera mitad del intervalo.