Es para mí un placer presentar la vigésima tercera edición del Festival Internacional Madrid en Danza,  el encuentro de la gran familia de la danza que anualmente tiene lugar en nuestra comunidad y con el que pretendemos   compartir con todos los ciudadanos una programación única, que en esta ocasión reúne a más de de 300 artistas llegados de todas las tierras: desde el lejano Oriente hasta el corazón de África, y desde el norte del continente americano hasta, por supuesto, Europa.

Serán 23 intensos días en los que la Consejería de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid quiere mostrar la coreografía más actual y  las diferentes visiones de los creadores, con sus fascinantes y personales lenguajes corporales, estéticos y técnicos. Proponer, por así decirlo, un recorrido por  los múltiples caminos de la danza, en los cruces de los cuales se encuentren nuestra propia creación coreográfica con la que se genera en distintos lugares del mundo.

Resaltamos así  el diálogo que los creadores de la danza establecen entre los contextos culturales y sociales que les rodean y sus propios universos intelectuales y emotivos, y mostramos su capacidad de reflexionar acerca de los sentimientos, la sociedad, la comunicación o la tecnología mediante sus nuevas y originales lecturas de obras, partituras  e, incluso, danzas tradicionales.

De esta manera, partituras de Stravinski, Debussy o Bach son reinterpretadas desde  las danzas de los nativos americanos, las músicas y danzas africanas o el tai-chi y la meditación oriental por Marie Chouinard, Germain Acogny o Lin Hwai-Min. Pero son solamente unos ejemplos.

Es, pues un diálogo intercultural lo que vertebra toda la programación de esta edición del Festival Internacional Madrid en Danza,  porque, al entender la creación coreográfica como manifestación de la diversidad social y cultural de nuestra época, estamos hablando, en definitiva, de la capacidad universal de comunicarse y entenderse a través del movimiento y la música.

Por eso me gustaría mucho que compartieran con nosotros este viaje alrededor de la danza. Tendrán, desde luego, muchos motivos para disfrutar con el puro y maravilloso goce estético, pero estoy seguro de que también con las reflexiones con que puede zarandearnos la que, paradójicamente, quizás parezca la más irreflexiva -por instintivamente humana-  de todas las artes escénicas. No se lo pierdan.