La storia di Iqbal (La historia de Iqbal), estrenada en Verona en el año 2003, es una adaptación libre de la novela del mismo título de Francesco D´Adamo.
Sacos de yute. Una carcasa de lavadora. Madejas de lana de colores. Un gran telar vertical. Teatro Dei Vaganti recrea en escena un ambiente simbólico que evoca, sin la intención de reproducirla fielmente, una fábrica de alfombras. En su interior, dos mujeres tejen con sus hilos el trágico destino del niño pakistaní Iqbal Massih. Los villanos de la obra, el patrón y la patrona, son representados por estas mismas actrices, que visten su cara con temibles máscaras orientales.
La historia de Iqbal no es una historia fácil. Es la historia de un niño entregado con tan sólo 5 años a un fabricante de alfombras a cambio de unos pocos dólares. Éste podría haber sido el principio de una esclavitud eterna. Pero, un día, Iqbal tropieza con Eshan Ullah Khan, líder y guía del Frente de Liberación. Es así como Iqbal se convierte en símbolo y portavoz del drama de los niños obligados a trabajar para subsistir. Pero el sueño de la libertad es breve: el 16 de abril de 1995 el pequeño héroe muere asesinado a tiros. “Un complot de la mafia de las alfombras”, dirá Eshan Ullah Khan, al conocer la noticia del asesinato. Cuando murió, Iqbal montaba en bicicleta en su ciudad natal. Tenía 12 años.
Giovanni Signori, autor y director de la pieza, cuenta cómo en su día leyó la noticia de la muerte del niño en la prensa. Cuenta también cómo poco después encontró la novela de Francisco D´Adamo, un relato sugestivo y basado en los hechos, que podría ser adaptado en una versión teatral para jóvenes. Y, sobre todo, un relato que permite llevar a escena no el asesinato de un niño, sino la esperanza del héroe “que sigue viva en tantos niños y adultos que luchan contra la lacra del trabajo infantil”.
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