Como cualquier púber, este programa, que cumple 12 años, ha cambiado de aspecto. Es la primera vez que su contenido no está dividido por géneros: teatro, música, danza, títeres, circo… Cada vez nos resulta más difícil esa catalogación que en otro tiempo parecía nítida.
Pero lo cierto es que las artes escénicas, como la sociedad que habitamos, como la naturaleza de la vida que al fin es el principio de todo, tienen difícil compartimentación. Vivimos en ciudades a las que se les han caído las murallas. Formamos parte de una sociedad multicultural y diversa. Su identidad es la circulación de todo lo que contiene. El espacio es extenso y modifica continuamente su fisonomía, su significado y su territorio. Las personas entran en contacto sin ceñirse a un relato único. Las comunidades comparten diferentes lenguas y diferentes mitos; y a la vez se encuentran en lenguajes y mitos universales.
Ha sido en el último cambio de siglo cuando la mixtura ha alcanzado, con la incorporación de las llamadas artes multimedia a la escena, una cota que hace casi imposible la tarea de catalogar la creación artística. Las artes se contagian unas a otras. El artista que hacía música, incorpora movimiento a sus creaciones y explora la danza; el que hacía danza siente la necesidad de decir un texto y se adentra en el terreno teatral; el que se expresaba en los diálogos, incorpora objetos animados e investiga el teatro de títeres, el que baila dibuja movimientos acrobáticos… todos indagan en el jovencísimo arte digital.
Los lenguajes expresivos se fusionan, aquí y ahora, en un hecho artístico que enriquece la representación de la realidad.
Los niños y jóvenes crecen inmersos en numerosas ramificaciones. Las artes escénicas dirigidas a ellos se han empapado de ese modo de crecimiento no lineal y muchos artistas, conscientes del público al que se dedican, han hecho del cruce de lenguajes un núcleo de investigación. Tal planteamiento conecta de lleno con la sensibilidad y la percepción infantil: los niños asumen un compromiso “global” en todos sus actos, ponen en juego “todas” sus capacidades expresivas.
El planteamiento especializado, compartimentado, tiene más que ver con la necesidad del adulto de polarizar su atención en un lenguaje o en otro. Desde el punto de vista del artista, se justifica en la necesidad de profundizar en las técnicas, de adquirir herramientas para pulir un determinado lenguaje artístico. Por ello, nos han interesado especialmente aquellas creaciones que consiguen fusionar lenguajes con eficacia.
El festival se nutre de espectáculos diversos: en cuanto a la nacionalidad, en cuanto a las edades a que se destinan y en cuanto a las temáticas. También en cuanto a géneros, aunque esta distinción es, como decimos, cada vez más difusa.
Esos límites desdibujados nos acercan al concepto de pre-expresividad, al núcleo inicial del que parten todas las artes, a la riqueza de variaciones y matices en la “representación”. Las artes escénicas se piensan en su dimensión transcultural, como flujo de una tradición de tradiciones.
Esperamos que la presente edición de Teatralia sea espacio de disfrute en la diversidad y la integración. Que propicie el cruce entre personas: niños, jóvenes, adultos, profesores, padres, alumnos, profesionales… Que signifique un elemento de unión desde las singularidades y los individuos.
Teatralia pretende ser un festival sin murallas. Su voluntad es la de no parapetarse tras aquellas paredes que protegían a las antiguas urbes de un exterior inquietante. Teatralia quiere explorar cuantos caminos incógnitos emprendan los artistas comprometidos, desde la ética y desde la estética, en un todo integrador.
El único lugar “sitiado” para el festival que presentamos aquí es el de la calidad del hecho artístico y el respeto hacia el público al que va dirigido.
PABLO NOGALES
PURY ESTALAYO
LOLA LARA
Accede desde tu móvil enviando un SMS con la palabra TEATRALIA al 5195 (coste del sms 0,15€ iva no incluido)